miércoles, 23 de mayo de 2018

Los periódicos y la verdad

Decía Chesterton que “…los periódicos comenzaron para decir la verdad, y hoy existen para impedir que la verdad se diga”[1].



[1] Chesterton, Gilbert, Ortodoxia, México, Porrúa, 1986, p. 77. 


La maldita manía de ser Misteres, Monsieures, Monseñores, &, &, o de ser Ingleses, Franceses, Italianos, Alemanes, habiendo nacido en la América del Sud, en las Provincias Unidas donde se produce tanto caballo y tanta baca [sic], ha ocasionado tantos males a los Argentinos como una epidemia. Por desgracia, algunos compatriotas nuestros, lo menos que son, es americanos. Olvidan su lazo y menea por tomar un lente, o un látigo, y andan tropezando donde no hay población, ni con quién encontrarse, o corriendo en las pequeñas aldeas. Ven un aturdido extranjero que no saben su educación, la causa por que está entre nosotros, sus principios, su moral y demás calidades que se precisan atender para proponerse un modelo, y ya lo imitan sin más por ser extranjero. Bien puede ser un facineroso que fuga de su Madre Patria; no obstante no le faltan monos que quieren asimilársele, y si el gringo come con el cavo [sic] de la cuchara, algunos muy al gran tono, muy a la moderna, ya toman el caldo con el cavo asi mismo, aunque nuestro héroe solo tome huevos, sin embargo es preciso excederlo en la moda.
Esta es la gente, decía el otro día un observador en que ha echado profundas raíces el partido de unidad, y los devotos de Rivadavia. Les toca este delicado resorte del corazón, y ya los puede conducir donde guste. Todos quieren ser ilustrados, y el modo de aparecer, no siéndolo y de menos trabajo, es tomar caldo con el cavo de la cuchara.
Por desgracia nuestra, va un Mendozino [sic] o Sanjuanino pechando barriles a Buenos Aires, y viene Inglés. Va un riojano con sus naranjas, un Catamarquino con su algodón, un Tucumano con sus bateas, o un Cordobés con su piquillín [sic], y en un mes de escuela regresan (hablamos de los de poco seso) con otro idioma, otras propensiones, otra hora de comer, otra religión, y en fin un hombre sostituido [sic] al que había antes[1].




[1] El Yunque republicano, n. 4, Mendoza, 7 de noviembre 1829. También en La Gaceta Mercantil, Buenos Aires, 9 de febrero de 1830. También es cit. por Verdevoye, Paul, Costumbres y…, Op. cit., p. 250-251.

domingo, 13 de mayo de 2018