Los
periódicos del siglo XIX riqueza patrimonial
(presentación
en la Junta de Estudios Históricos de Mendoza – 26 de abril 2019)
Andrea Carina Greco De Álvarez, Doctora en Historia
y Profesora de nivel medio y superior en Historia, Historia, Dirección General
de Escuelas, Gobierno de Mendoza; Universidad Nacional de Cuyo; Universidad de
Mendoza, San Rafael, Argentina. andreayfernandoalvarez@gmail.com
Abstract
Desde el campo epistemológico de la nueva historia
del periodismo se analiza la recuperación del patrimonio cultural periodístico
de la región de Cuyo (provincias de Mendoza, San Juan y San Luis) en la zona
cordillerana de la Argentina en la primera mitad del siglo XIX. El primer
objetivo es hacer conocer ese rico patrimonio documental. Conocer cuáles son
las posibilidades analíticas que estas fuentes permiten y la riqueza de
información que es posible recuperar al interrogarlas con las técnicas
específicas de la investigación científica en humanidades, desde una concepción
interdisciplinar.
Introducción: Periódicos y
patrimonio
El
Patrimonio histórico y cultural es la riqueza de un pueblo. Hablar de
Patrimonio en este lugar –edificio histórico de la familia Civit, de la Junta
de Estudios Históricos de Mendoza y sede del Museo del Pasado Cuyano– no
solamente es un gusto y un honor sino que parece muy apropiado. Porque cuando
hablamos patrimonio lo hacemos en el sentido que establece el arquitecto Franco
Purini quien dice que hay tres tipos: el primero conformado por el conjunto de signos que una comunidad
deposita, en el transcurso del tiempo, sobre el territorio que habita, como
esta hermosa casona. Esto se identifica con el patrimonio cultural,
arquitectónico y ambiental, paisajístico y monumental. El segundo, que no es
fijo como el anterior sino móvil, se relaciona con los restos materiales de una
comunidad, como los magníficos objetos que viven en el Museo del Pasado Cuyano.
Dice Purini que esta segunda forma habita en la primera: Universidades, museos,
archivos, teatros, centros culturales, bibliotecas contienen estas fuentes que
son esculturas, libros, periódicos, obras de arte, objetos de uso doméstico,
etc. La tercera forma, que se define como inmaterial, es la relación que una
comunidad establece con las dos primeras formas de patrimonio.
Los
periódicos pertenecen al segundo tipo de patrimonio[1] que
hace referencia a los restos que el hombre deja sobre el patrimonio inmóvil.
Este tiene un problema particular cual es que, al no ser fijo como el primer
tipo, sino móvil, puede alejarse del sitio de origen. Esto es lo que
ocurre con los periódicos mendocinos del siglo XIX, motivo por el cual hemos debido consultar repositorios lejanos porque
los periódicos cuyanos estaban dispersos en diferentes archivos del país y del
extranjero.
El tercer tipo de
patrimonio es la forma en que una comunidad se relaciona con los dos tipos
anteriores. Por ello, este tercer tipo de patrimonio requiere del rescate y conservación de los
anteriores para que la comunidad pueda relacionarse con ellos. Hemos podido
recuperar 32 colecciones de periódicos más otras 116 fuentes manuscritas
relativas al periodismo que se encontraban en distintos repositorios nacionales
y la parte más importante y mejor conservada en Río de Janeiro. Si los
historiadores no tienen acceso a las fuentes no pueden escribir sobre la
información que estos ricos documentos proporcionan y por ende la comunidad no
conoce esta faceta de su pasado. Esperamos que nuestra investigación contribuya
a llenar ese vacío.
¿Por qué
los periódicos cuyanos estaban en Brasil?
Desde el punto
de vista del rescate patrimonial, conviene
explicar algo de las peculiaridades del trabajo heurístico. Las
fuentes si bien son muchas se encontraban dispersas, por lo cual la primera labor consistió en
localizar todos los acervos documentales, labor facilitada enormemente por el Instituto Bibliográfico
“Antonio Zinny”, el Profesor Jorge Bohdziewicz y su minuciosa labor de recuperación de
las Imprentas Rioplatenses[2].
De ese modo logramos reunir el material existente
en los Archivos Provinciales de Mendoza y San Juan, Biblioteca General San
Martín,
Hemeroteca de la Facultad de Filosofía y Letras, Biblioteca de la Legislatura
de Mendoza, Archivos Nacional de Chile, Sección del Libro Americano de la
Biblioteca Nacional de Chile, Archivo
Mitre, Archivo de la Universidad Nacional de la Plata, Archivo General de la
Nación y la Sección Libros Raros de la Biblioteca Nacional do Brasil.
Una dificultad adicional en este
rastreo documental, la constituyó la pérdida de fuentes ocasionada por el terremoto que afectó a la región, en
especial a la ciudad de Mendoza, en 1861. Este terremoto fue absolutamente
devastador para esta ciudad que quedó prácticamente en ruinas en su mayor
parte. Sólo existe en la provincia la colección del Registro Ministerial aunque incompleta.
La mayor parte de los periódicos
de Mendoza no se encuentran en el país. Por esto es que el hallazgo de los
primeros periódicos de la región en Río de Janeiro fue absolutamente decisivo
para poder reconstruir esta historia del periodismo. Estas obras integran la
Colección perteneciente a Don Pedro de Angelis (erudito napolitano) que
habiendo sido colaborador de Juan Manuel de Rosas después de la caída de este
se encontró sin posibilidades de trabajo, por lo que tomó el camino del autoexilio
hacia Montevideo. Desde allí pasó a Río de Janeiro, donde fue recibido con
honores por el emperador Pedro II, quien también era un bibliófilo apasionado.
Fue nombrado miembro correspondiente del Instituto Histórico e Geográfico
(IHGRJ) de esa ciudad. Allí logró vender su rica biblioteca al Imperio del
Brasil en 1853, en la suma de ocho mil pesos fuertes. La Colección De Angelis
figura en la actual Biblioteca Nacional de Río de Janeiro, y se halla integrada
por 2.785 libros y folletos impresos y 1.291 documentos y mapas, es decir,
4.076 piezas en total. A esta colección pertenecen los cuidados documentos de
Cuyo que hallamos en Río de Janeiro. De Angelis, luego regresó a Uruguay en
1854, desde donde volvió a Buenos Aires ciudad en la que viviría hasta su
muerte en 1859.
El hallazgo de esta documentación
fue realmente decisivo puesto que los primeros periódicos de Mendoza y San Juan
se encuentran allí, así como también colecciones completas de otros periódicos
eran inhallables en el país. Esto nos ha permitido escribir desde la historia
del periodismo, desde la ciencia histórica, la filosofía, la literatura, la
retórica, la política, el derecho y la justicia, la economía y la política
exterior con fundamente en las fuentes y no sólo en lo que los cronistas
comentaban de ellas. Sin embargo, no ignoramos la importancia que estas fuentes
tienen y la posibilidad de ser abordadas desde otras perspectivas teóricas y
aún desde otros campos epistemológicos, como la semiótica, la lingüística, el
diseño editorial, la historia de la publicidad, de la conformación social, etc.
Para el caso
de San Juan, nos encontramos con que la mayor parte de las fuentes se
encuentran en el Museo y Archivo Gnecco. Conseguimos allí ver algunos números sueltos de El Constitucional, que nos permitió completar la Colección, sumándolos a los que vimos en
la Biblioteca de la Universidad Nacional de La Plata y un único número de El Abogado Federal, periódico no citado por los cronistas. Igual que en el caso de Mendoza
en otros archivos de Buenos Aires y en Brasil encontramos varias colecciones[3].
Por último,
el caso de San Luis es del todo particular, dado que, por la tardía introducción de la
imprenta en esta provincia, poco es el material existente en el Archivo
Histórico Provincial. El primer periódico, La Actualidad, se publicó en 1858, por lo que excede los límites de esta tesis. Sin
embargo, pudimos anoticiarnos de que en la localidad rural de San José del
Morro, estuvo instalada la primera imprenta, y sabemos que el norteamericano Van
Sice, editor de la Ilustración
Argentina de Mendoza, fue el introductor de
la imprenta en esta provincia.
Por eso es que resaltamos el
valor patrimonial de esta documentación y hemos desarrollado diferentes
instancias y modos de difundir la recuperación de estas fuentes en ámbitos
académicos y sociales, con el fin de lograr que otros investigadores conozcan y
puedan acceder a este material.
Interés en el periodismo de las nuevas corrientes históricas
Entre las corrientes historiográficas actuales hay un interés renovado
por el periodismo no sólo como una fuente de gran importancia sino también como
un objeto de estudio para el historiador. En este sentido, dentro de la llamada
“Nueva Historia” hay eminentes historiadores que han dedicado trabajos
específicos a la historia del periodismo. Es de sumo interés leer las
respuestas que dan al ser entrevistados[4] acerca de las
posibilidades y problemas que ofrece este campo de estudio. Así, por ejemplo,
Daniel Roche[5]
interrogado acerca de las dificultades del uso
de los medios de comunicación como fuente histórica debido a que la prensa no sólo
registra los acontecimientos, sino que puede crearlos (es decir. puede ser un
importante ingrediente de los acontecimientos que genera) respondió que siempre
le interesó la prensa porque la vio como “uno de los medios de transformación,
de incitación a la transformación”, y remarcó que “la utilización de la prensa
como fuente histórica sólo aparentemente es algo difícil”. Al subrayar dónde se
encuentran esas dificultades las sintetizó diciendo: “necesitamos ser
conscientes de las trampas que puede haber y de que es muy complicado
comprender el continuo pacto que existe entre las autoridades, los redactores y
el público”[6].
Otro
historiador, el británico Asa Briggs[7], sostiene que la
lectura de periódicos le parece la mejor cosa a hacer para “enterrarse” en una
época histórica, porque “funciona como un ejercicio de inmersión que nos
posibilita exactamente crear un léxico, al recuperar el lenguaje técnico de la
época, al entender cuáles son sus conceptos clave, sus palabras clave”. Sin
embargo, nos advierte que no tomaría esa inmersión como:
la que nos podrá llevar a los elementos
realmente significativos de la historia de la época. Y eso es debido a ciertas
debilidades fundamentales de los periódicos que nos obligan a sospechar
bastante de lo que dicen y a utilizarlos con una inmensa cautela. Pues no
podemos olvidarnos de que los periódicos acostumbran a ser muy tendenciosos, están
tremendamente mal informados y sólo abordan una pequeña parcela de la realidad.
Pese a eso, ellos son una fuente inestimable para el historiador, y no sólo por
lo que dicen en sus asuntos, sino por lo que también puede extraerse de sus
anuncios e ilustraciones[8].
Por su
parte, el estadounidense Robert Darnton[9] sostiene que para él la
historia del periodismo se convirtió “en una fascinación por la opinión pública
y por los medios de comunicación social. Mucho de mi trabajo ha sido no sobre
filósofos e ideas enrarecidas, sino sobre el modo cómo penetran las ideas” a
través de los medios[10].
Al emplear
los periódicos como fuente documental y como objeto de estudio lo hacemos
reconociéndoles, como sugiere Ricardo Ponte[11], un triple carácter: como lugar de argumentación, como espacio de lucha
de los diversos grupos de poder en conflicto y como arma de lucha política
entre los distintos grupos.
Delimitación de la investigación
Nuestra
investigación procuró un abordaje integral del periodismo en Cuyo, desde sus
inicios y durante la Confederación. Los límites cronológicos fijados para este estudio fueron: la
publicación del primer periódico de la región, en
Mendoza en 1820, para el inicio (periódico que era desconocido pues sólo se
encuentra en la Biblioteca Nacional de Brasil), y la caída de Rosas, en 1852 para concluir. Estos límites
temporales se justificaron porque en 1820 apareció el primer periódico de la
región, en Mendoza, y en 1852, el 1 de mayo, apareció el primer periódico
diario de Cuyo: El Constitucional de los
Andes lo que trajo aparejadas una serie de cambios en la concepción de la
tarea periodística consecuentes del diarismo. Por otra parte el marco
contextual de este periodismo va desde la caída del directorio y la
desaparición del gobierno central en 1820 hasta la derrota de Rosas en Caseros
en 1852 con la que se cierra un ciclo histórico, lo que da cierta unidad
política y cultural a la etapa elegida. Fue en esos
conflictivos y azarosos años en los que se consolidó la independencia, se
produjo el enfrentamiento profundo entre dos cosmovisiones antagónicas:
unitarismo y federalismo, se sentaron las bases de la organización que luego
cuajarían en una constitución; también es el tiempo en que se afianzó el
federalismo, las provincias bregaron por su lugar en la Nación y la Argentina
adquirió su lugar en el mundo. Creímos que estos años tuvieron características
peculiares y que su estudio merecía ser completado, revisado y profundizado.
En cuanto a
la delimitación geográfica del tema nuestra investigación abarcó la región de
Cuyo, considerando el Cuyo tradicional, constituido por las provincias de
Mendoza, San Juan y San Luis (si bien el primer periódico fue posterior como
veremos).
Características de los primeros periódicos
El
concepto de la actividad periodística era muy distinto en la época que
estudiamos con relación a nuestro tiempo. El periódico era principalmente un
espacio literario o de teoría política. La “noticia” como centro del periódico
y la función “informativa”, no existían. Esto realzó ante nuestra mirada de
investigador los valores del discurso en los planos ético y estético, pues lo
ubica en un sitio más cercano al discurso literario, destinado a perdurar; que
a lo meramente periodístico, condenado a fenecer.
Fabiana Varela sostiene que el
periódico posee una riqueza que el libro ha perdido en pro de su mayor
atemporalidad. Esto es la posibilidad de mostrarnos con cierta frescura y
espontaneidad la cultura en su faz más cotidiana, característica que favorece una
reconstrucción más vívida del pasado[12].
Asimismo, esto remarca la estrecha
relación entre el periodismo y la literatura, situación común a toda
Hispanoamérica ya que, observa Boyd Carter que:
por faltar en
las nuevas repúblicas, recién independizadas de España, facilidades y recursos
económicos suficientes para hacer imprimir libros, los escritores tuvieron que
recurrir a las publicaciones periódicas como medio de divulgación de sus obras
y como fuentes de literatura contemporánea, de traducciones, y de información
sobre las letras y asuntos culturales vigentes[13].
Tenemos casos por ejemplo El Corazero redactado por el poeta
mendocino Juan Gualberto Godoy en que el periódico cuya extensión era de 4 páginas,
se presentaba íntegramente redactado en verso. Otra peculiaridad es que la
presentación o editorial del periódico aparecía con el título de Prospecto. Una
cualidad discursiva era la técnica de relevo, por la cual desaparecido un
periódico otro lo continuaba como si se tratara de una carrera de posta. Tal
fue el caso del primer periódico mendocino El
Termómetro del Día y su continuador La
Gaceta de Mendoza. El primero llegó a publicar 7 números, la Gaceta fue su
relevo y por eso en primero de esta, apareció como n. 8. Otra característica es
que durante todo el período investigado es el importante espacio que se daba a
la poesía. Hoy nos resultaría extraño, pero no lo era en una época mucho más
cercana a la tradición de los pueblos de cultura oral.
Todo esto nos permite considerar
que la investigación sobre el Periodismo en Cuyo que hemos realizado, constituirá
una contribución a la historia de la cultura en la región, ya que sus primeros
pasos en el “despertar literario” se dan cuando aparece la imprenta y sobre
todo desde las páginas de los primeros periódicos. Lo que nos ha llevado a
indagar en la relación entre el discurso periodístico y su contexto, y los
valores del discurso en los planos ético y estético. Al
mismo tiempo, no podemos desconocer que la cultura de una región en una época
determinada, va diseñando su perfil a partir de elementos filosóficos,
literarios e ideológicos que la vinculan con el movimiento general de las
ideas.
¿Por qué disparos de tinta?
La lectura de los periódicos nos
permitió visualizar dos posturas antagónicas, que caracterizamos como
cosmovisiones enfrentadas. Habitualmente llamadas Unitarismo y Federalismo,
encarnaron dos formas de entender la vida, la política, la economía, la cultura
en general. Mejor llamados progresismo y tradicionalismo, estas dos
cosmovisiones emplearon los textos periodísticos como arma de lucha en una
guerra de ideas en la que estaban empeñados.
Los periódicos decimonónicos se nos
mostraron con un carácter circunstancial y efímero puesto que nacían en
relación con sucesos coyunturales. Sin embargo, al mismo tiempo, las
publicaciones periodísticas eran concebidas en todos los casos como medios para
vehiculizar ideas. Los primeros periódicos se autorrepresentaban como órganos
civilizadores en correspondencia con el ideal ilustrado. También
pudimos apreciar el impacto de la introducción y evolución de conceptos como
publicidad de actos de gobierno, opinión pública, libertad de expresión.
Asimismo logramos dimensionar las motivaciones y objetivos editoriales
enmarcándolos en las concepciones iluministas y sus ideales ilustrados anti
históricos o en proyectos románticos (de un romanticismo instintivo y
espontáneo anterior al estético) con conciencia patriótica y nacional. Por eso
otros periódicos se exhibían aludiendo a una finalidad
patriótica acercándose al romanticismo instintivo y espontáneo, preocupado por
la realidad nacional y con conciencia histórica. Según el posicionamiento
político, algunos periódicos se mostraban como restauradores del orden, y como
sostenedores del federalismo mientras que otros lo hacían como polemistas y
veían al periódico como arma de lucha contra el fanatismo y la pervivencia de
la tradición hispano-criolla. El periodismo cuyano se nos presentó entonces
como el escenario de la lucha entre dos cosmovisiones o posturas antagónicas
que tenían visiones diferentes acerca del país.
Conclusión
El tema como es obvio
no fue agotado, pues hay una gran cantidad de aspectos vinculados
a este trabajo que quedaron abiertos para otras investigaciones, como por
ejemplo, el abordaje literario de los textos, desde el diseño editorial, desde
la lingüística, la semiótica, la comunicación social, el periodismo, la
gramática o la historia de la ortografía, desde la genealogía, la filosofía,
etc. O es posible abordar el análisis de otros temas tratados en los periódicos
de la época que nosotros no realizamos, ya sea en materia económica, jurídica,
política o ideológica; en tanto que en el aspecto social pueden verse los
cambios ocurridos en relación con la educación, la esclavitud, la producción,
etc; o bien, podría realizarse el análisis de las influencias ideológicas sobre
los periodistas.
En fin, un abanico amplio de cuestiones
cuyo estudio será facilitado, sin duda, por el gran número de fuentes que nosotros
pudimos recuperar en el transcurso de nuestra investigación. Esto constituye un
aporte complementario y, tal vez superior, al objetivo que nos habíamos
propuesto para nuestra tesis: arrojar luz sobre el surgimiento y desarrollo del
periodismo en la región cuyana.
La valoración patrimonial del periódico decimonónico como fuente histórica
nos llevó a realizar un rescate de ese patrimonio perdido o disperso en el país
y el exterior, conscientes de que sólo a partir de ese rescate podríamos
recuperar los secretos que estas fuentes contienen en su interior y que nos
permitirían observar y valorar otros aspectos de nuestro pasado histórico que
conforman el patrimonio intangible. Esta recuperación ha posibilitado poner a
la luz interpretaciones que, en ocasiones, habían carecido del sustento documental
al no poder confrontarlas con las fuentes.
Hemos prestado atención también a
los otros factores que influyeron en el desarrollo del periodismo: el técnico y
el económico. Por el primero, pudimos comprender que las imprentas con sus
maquinarias y herramientas disponibles eran siempre escasas y rudimentarias;
mientras que por el segundo, al referirnos a la comercialización, atendimos a
una característica preponderante de todas las empresas periodísticas de la
época: estuvieron signadas invariablemente por la insolvencia. Sin embargo, también
pudimos concluir que es posible que este hecho fuera el que libró al periodismo
de la primera mitad del siglo XIX, de ese agente corruptor que es el dinero,
como se ha manifestado en épocas posteriores.
Finalmente pudimos apreciar al
frecuentar la lectura de los periódicos decimonónicos que el carácter y función
de la prensa eran estimados como un medio de persuasión del lector, un medio
apologético, para convencer o para reformar o para elevar culturalmente. Esto
nos develó en la condición de los periodistas del siglo XIX que sus cualidades
de cultura y profundidad intelectual corrían paralelas a su ímpetu, convicción,
y firmeza de pensamientos.
[1] Purini, Franco, Las formas del patrimonio cultural, en:
Publicación del IX Seminario
internacional, La gestión del patrimonio, centro y periferia, Buenos Aires,
Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Universidad de Buenos Aires,
realizado del 11 al 15 de octubre de 2004.
cfr. www.fadu.uba.ar/sitios/forumunesco/download/l_f_p
[fecha de consulta: 15-05-2006].
[2] Bohdziewicz, Jorge. Historia y bibliografía crítica de las imprentas rioplatenses,
1830-1852. Buenos Aires, IBIZI, 2008. En los
mencionados archivos hallamos ejemplares sueltos de El Corazero, El Iris Argentino, El Liberto, El Cuyano (periódico ignorado por los
cronistas), El Estandarte Federal; y la
colección completa de Ilustración
Argentina. Finalmente,
en la Biblioteca Nacional do Brasil
en Río de Janeiro pudimos hallar varias colecciones completas y algunos
ejemplares sueltos. Entre las primeras, el
Termómetro del Día, la Gaceta de Mendoza; y entre
los segundos El Eco de los Andes. Lamentablemente
algunas colecciones no pudieron ser vistas por encontrarse los materiales con
hongos y por ello, no estar a la disposición del público (El Aura Mendocina, El Fénix, El Iris Argentino, El Telégrafo, El Verdadero Amigo del País y la Abeja Mendocina).
[3] Así pudimos dar con las colecciones completas de El Solitario, El Republicano, El Constitucional, El Zonda, El Honor Cuyano. A estos hallazgos se sumaron los ejemplares
sueltos de El Defensor de la Carta de
Mayo, y El
Ingenuo Sanjuanino (ignorado
por los cronistas), y las colecciones completas de El Amigo del Orden (1825), El Amigo del Orden, de Mil Ochocientos
Veintisiete, El Repetidor y el Republicano Federal, todos ellos hallados entre los Periódicos
raros de la División periódicos de la Biblioteca
Nacional do Brasil.
[4] Garcia Pallares-Burke, Maria Lúcia, La Nueva Historia;
nueve entrevistas, Valencia, Publicacions de la Universitat de València y
Editorial Universidad de Granada, 2005. La autora ha entrevistado allí a: “historiadores
eminentes, innovadores e influyentes que se distinguen en el campo de la
historia social y cultural –donde las innovaciones de la Nueva Historia son más
significativas (…) innovadores en sus estilos y planteamientos intelectuales”
(p. 16).
[5] Daniel
Roche, de la École Normal de París
donde dirige el Instituto de Historia Moderna, es presentado por García
Pallares en la p. 129 como: “un eximio artesano, practicando lo que March Bloch
llamó ‘el oficio de historiador’ con sutilidad”. Es autor de: Roche, Daniel and Darnton, Robert, Revolution Print. The Press in France, 1775-1800, Berkeley,
University of California Press, 1989. Roche,
Daniel, Journal de ma vie: édition
critique du journal de Jacques-Louis Ménétra, compagnon vitrier au s. XVIII,
París, Montalba, 1982.
[7] García
Pallares lo presenta como “el primero de los historiadores británicos que se
interesó por la historia de los modernos medios de comunicación” (p. 48). Algunas de sus obras son: Briggs, Asa, Press and public in early nineteenth century Birmingham, Oxford, Dugdale Society, 1949. Briggs, Asa, The communications
revolution, third Mansbridge
memorial lecture, Leeds,
Leeds University Press, 1966. Briggs, Asa, and Burke, Peter, A Social
History of the Media, from Gutenberg to de Internet, Cambridge, Polity
Press, 2009.
[9] Dedicado
a la historia cultural y especialmente la historia de la lectura. Muy cercano
al periodismo (su padre y su hermano son reconocidos periodistas; su padre fue
corresponsal The New York Times,
donde el historiador trabajó también como reportero). Es profesor en Princeton
y Director de la Biblioteca de Harvard. Pionero en el campo de la historia del
libro. Una de sus obras además de la ya citada escrita con Daniel Roche, es: Darton, Robert, Edición y subversión. Literatura clandestina en el Antiguo Régimen.
Fondo de Cultura Económica, México, 2003.
[11] Ponte, Ricardo. La fragilidad de la memoria.
Representaciones, prensa y poder en una ciudad latinoamericana en tiempos del modernismo, Mendoza, 1885-1910. Mendoza, Ed. Fundación Cricyt, 1999. p. 22.
[12] Varela, Fabiana. Sencillo y de poco aparato; Literatura y
costumbres mendocinas (1852-1884). Mendoza, CELIM, 2004. p. 12.
[13] Cit. En Varela, Fabiana. Sencillo y de poco aparato… p. 12. Carter,
Boyd. "Revistas literarias hispanoamericanas del siglo XIX". En: Iñigo Madrigal,
Luis (coord.) Historia de la literatura
hispanoamericana. Tomo II: Del neoclasicismo al modernismo. Madrid,
Cátedra, 1987, p. 75.
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