El primer tema a considerar tiene que ver con las Características Generales del
movimiento romántico y cómo esas características pueden observarse en la
literatura, en la música, en las artes visuales y en la historia.
Consideramos que el Romanticismo puede entenderse como un problema pues tiene
orígenes y expresiones que lo convierten en un movimiento sumamente interesante
y al mismo tiempo contradictorio. Podemos observar que nace como reacción contra
el racionalismo neoclásico, contra la ilustración y en cierto modo contra los
ideales filosófico-políticos que se vieron plasmados en la Revolución Francesa.
En este sentido podemos advertir que hay en el romanticismo un movimiento
similar al que se produjo en el barroco, que rechazaba la regularidad racional
del renacimiento en pos de una mayor libertad expresiva, dando sitio a otros
aspectos del hombre, sus pasiones, sus costumbres y no única y primordialmente
la razón que imita al arte clásico. De modo similar el romanticismo se opondrá
al neoclasicismo y la ilustración que volvieron a imponer el primado absoluto de
la razón humana por encima de otros ámbitos y aspectos de la espiritualidad:
como el sentido de la trascendencia, las pasiones, las virtudes morales, las
costumbres, la meditación en las profundidades del espíritu. De igual modo que
en el hombre individual el romanticismo reclamará un lugar para el ethos
nacional, aquello que caracteriza y une a cada nación. Eso que el romanticismo
llamó el alma nacional.
Podría decirse entonces que, en este sentido, el
romanticismo fue un movimiento generado por una resistencia a la revolución y
por la persistencia de ciertos valores atacados en su esencia por la revolución.
Es esta la razón por la cual el romanticismo histórico alemán por ejemplo
rescató del olvido 1000 años de la historia alemana, toda la época que había
sido despectivamente llamada por el renacimiento: "Edad Media" o edad "gótica",
como sinónimo de una época marcada por el salvajismo de los "bárbaros" o "godos"
que era mejor olvidar. De igual modo, la arquitectura inglesa, francesa, alemana
recupera para el arte las formas olvidadas de la época gótica; como la
literatura recobra muchos relatos, cuentos, leyendas medievales que habían caído
en desuso dándoles nueva vida; o poniéndoles música como en el caso de Wagner.
También las artes visuales encuentran gozo en la recreación de las bellezas
naturales, en la expresión de la soledad que permite sacar lo que está muy
adentro de las entrañas igual que se había desentrañado tanta historia perdida y
olvidada.
Sin embargo, como veremos más adelante no todo el romanticismo tuvo esa
tendencia respetuosa y reverencial hacia el pasado y así se dio un romanticismo
que consistió en una yuxtaposición entre el progresismo iluminista y el
romanticismo tradicional, anti-racionalista, espiritualista y contrario al
empirismo progresista.
Por esto el Movimiento Romántico puede abordarse como un
problema conceptual ya que vemos tendencias contrapuestas como las resistencias
al liberalismo y la continuidad tradicional junto al liberalismo ilustrado y
racionalista que pretende hacer un mundo según los modelos racionales creados
por el hombre.
Trataremos de encontrar respuesta a esta incógnita que nos presenta el
movimiento Romántico.
A modo de ejemplo para irlo meditando:
hemos visto que el Romanticismo nace oponiéndose al racionalismo neoclásico e
ilustrado que plasma sus ideales en la Revolución Francesa. Sin embargo, una de
las obras más notables y famosas del romanticismo francés es el óleo sobre
lienzo de Eugene Delacroix, que se encuentra en el Museo del Louvre:
La libertad guiando al pueblo.
El 28 de julio de 1830 los revolucionarios liberales franceses
derrocaban al rey Carlos X y provocaban la coronación de Luis Felipe de Orleans,
el llamado Rey Burgués. Este episodio será el protagonista del cuadro más famoso
de Delacroix, la Libertad guiando al pueblo, obra con cierta dosis de alegoría
que recoge un hecho contemporáneo. La mujer que representa a la Libertad aparece
con el torso desnudo, porta en su mano derecha la bandera tricolor y en la
izquierda un rifle. Le acompañan miembros de las diferentes clases sociales - un
obrero con una espada, un burgués con sombrero de copa portando una escopeta, un
adolescente con dos pistolas, etc. - para manifestar que en el proceso
revolucionario ha existido amplia participación. A los pies de la Libertad, un
moribundo la mira fijamente para señalar que ha merecido la pena luchar. Con
esta obra, Delacroix pone de manifiesto su ideología y su faceta de pintor de su
tiempo. La composición se inscribe en una pirámide cuya base son los cadáveres
que han caído en la lucha contra la tiranía, cadáveres iluminados para acentuar
su importancia. La vorágine de la batalla se manifiesta en la polvareda que
difumina los contornos e impide contemplar con claridad el grupo de figuras que
se sitúa tras la Libertad. Los escorzos y el movimiento de la imagen vuelven a
recordar el Barroco.
Datos principales: Autor DELACROIX EUGENE
Fecha 1830
Material Oleo sobre lienzo
Estilo Romanticismo Francés
Dimensiones 260 x 325 cm.
Museo Museo Nacional del Louvre