lunes, 28 de septiembre de 2020

Romanticismo: en el tema y la forma

Fragmento de La Ilustración Argentina

Un novedoso texto que bajo la forma y el nombre de “Correspondencia”[1] simula la escritura femenina de una comprovinciana que responde a una amiga de la capital y le cuenta sobre la vida en Mendoza. Termina con estas líneas:
“Por lo demás aquí se disfruta del mas bello clima del mundo; los días son magníficos, las tardes deliciosas. (…) Aunque me tomes por una romántica o por una aturdida, te aseguro que no hay para mí cosa más deliciosa, que dar un vistazo por las tardes, al ponerse el sol, hacia los azulados declives de la cordillera (…) El golpe de vista es magnífico, y allí puede decir uno que se empapa por los ojos y el corazón, en esas tiernas y tranquilas armonías que se despiertan en el alma a manera de los ecos lejanos de una melodiosa música”[2].

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Es sin duda una percepción del entorno como paisaje típicamente romántica con sus tres elementos fundamentales: el entorno natural y el observador, un conjunto de valores que el observador deposita en el entorno, una serie de técnicas de representación según la mirada adoptada y los valores asignados. Como bien lo explica Gustavo Zonana “en la construcción del entorno como paisaje el observador desempeña un papel de capital importancia: es la ventana que otorga encuadre al paisaje”[1]. Este papel es el que se reserva la Ilustración Argentina ofrecer esos “cuadros naturales”, expresión que manifiesta claramente la percepción del paisaje como una pintura. Se nos presenta también algo de lo que explica con elocuencia Ibarguren al decir: “La irradiación espiritual de un pueblo surge pura y definida en los campos donde el hombre está en contacto directo con la tierra; se empaña y adultera en las ciudades metropolitanas”[2]. ¿Es la irradiación espiritual de la tierra mendocina? ¿Es la experiencia del observador que ha pasado por la gran ciudad y vuelve a la tierra? ¿Es la experiencia del extrañamiento de quien ha estado exiliado de su tierra? ¿Es la postura y actitud de un romántico ante la vida?[3].

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También es posible ver la crítica de costumbres con un fundamento patriótico de 1849:
“en estos casos, el traje europeo sobre frio y ridículo, es, no se puede más, impropio. En estos casos no hay como el chiripá, pero un chiripá ancho y flotante, color cólera y amor, q’ se ajita (sic)”[1].
O el arraigo a la tierra y sus cosas dentro del hispanoamericanismo, argentino y federal:
“mientras nosotros nos mostrábamos ciegos ó indiferentes acía (sic) el inagotable tesoro de riquezas físicas que poseemos, fuente de tan grandes goces y de tan profundas emociones para la inteligencia (…) penetrándose de ese entusiasmo en que se empapa el alma cuando se halla sola consigo misma”[2].
       
Hay una recuperación del sentido histórico y una recuperación de la conciencia nacional que afecta al contenido, a los estilos y a las formas.



[1] “Revista del Mes”, en: Ilustración Argentina, Op. Cit., n. 2, p. [12] 52, col. 2.
[2] Llerena Daract, Juan. “Mendoza pintoresco”, en: Ilustración argentina, Mendoza, nº 5, octubre de 1849, p. 173 de la colección, col. 1.




[1] Zonana, Gustavo, “El paisaje en Aconcagua, de A. R. Bufano” en: Videla de Rivero, Gloria (coord.) Literatura de Mendoza; Espacio, historia, sociedad. Mendoza, Universidad Nacional de Cuyo, 2000, p. 203.
[2] Ibarguren, Carlos, “Prólogo”, en: Ibarguren, C., Aita, A. y Vignale, P. J. El paisaje y el alma argentina. Buenos Aires, Comisión Argentina de Cooperación intelectual, 1938, p. 9. Cit. en Zonana, G. Op. Cit., p. 201.
[3] Sin duda Llerena es una personalidad fuera de serie. Sarmiento en sus Obras Completas (XV, p. 349) habla de sus “desequilibrios nerviosos que lo exponían de vez en cuando a excitaciones verbales”, bien que, ya sabemos que las excitaciones verbales corrían con idéntica fuerza por ambas partes. 


[1] “Industria”, en: Ibídem, n. 2, p. [12] 52. “El general Benavidez”, en: Ibídem, n. 2, p. [14] 54. “Correspondencia”, en: Ibídem, n. 2, p. [14] 54.
[2] “Correspondencia”, en: Ibídem, n. 2, p. [15] 55, col. 1.

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